Un partido en el camp nou con un título en juego. Sobre el papel, la propuesta no puede parecer más atractiva para una noche de agosto. Lo lógico es imaginar a un ATHLETIC CLUB volcado en el reto y a una afición emocionada como en sus mejores días, soñando con la gloria. Sin embargo, era todo lo contrario. Lejos de ser un partido deseado, el de ayer en barcelona era un castigo de la federación, un trámite engorroso que todos en la expedición rojiblanca hubieran deseado poder evitar tras el 1-2 en san mamés, ya que las cabezas estan pensando en el transcendental partido del jueves ante el tromso. A jugar los noventa minutos dedicaron ayer sus esfuerzos los jugadores rojiblancos, en su mayoría teóricos suplentes, y se puede decir que, lamentablemente, cumplieron a rajatabla con lo que se esperaba de ellos. Su fútbol fue insignificante y acabaron barridos del campo en la segunda parte por un barça del que le separa una distancia sideral. Messi en dos ocasiones, la segunda de un penalti inventado por velasco carballo, y el joven bojan fueron los verdugos del equipo rojiblanco, al que esta supercopa le ha venido varias tallas grande.
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